viernes, 16 de abril de 2010

Tópicos Polémicos en el Pensamiento de Gramsci

La Revolución Socialista debe ser, además de un cambio económico, una gran reforma intelectual y moral.
El Satalinismo deformó al marxismo poniendo al centro de la historia y de la sociedad al progreso tecnológico y al desarrollo industrial sin buscar el cambio integral del ser humano.
La Praxis es la actividad humana que transforma a la sociedad transformando al mismo tiempo al sujeto, ya sea en la política o en el trabajo productivo, la praxis es en donde interactúan práctica y reflexión.


La hegemonía
Él concepto de "hegemonía" es muy anterior al nacimiento del marxismo. En sus orígenes aludía al predominio de un Estado-nación poderoso sobre otro más débil. Lenin incorpora el término en 1905 para pensar la Revolución Rusa (fracasada) de ese año contra el Zar, pero le otorga otro sentido. Él lo aplica a la relación interna entre las clases sociales pertenecientes a un mismo Estado-nación.
"Hegemonía" significa para Lenin un proceso de dirección política de un sector social sobre otro. Se ejerce en el plano político pero también en el cultural e ideológico. Gramsci adopta este nuevo significado que adquiere la teoría de la hegemonía con Lenin y io incorpora a su reflexión sobre la derrota consejista de 1920.
En sus Cuadernos Gramsci advierte que la hegemonía burguesa no es sólo política, también se construye y se recrea en la vida cotidiana. A través de ella se interiorizan los valores de la cultura dominante y se construye un sujeto domesticado.
El capitalismo no resuelve los problemas materiales de la mayor parte de la población. Sin embargo, es ideológicamente hegemónico. Convence a la gente de que no hay otra forma de vivir más que la que ofrece el sistema.
Así como hoy en día la principal vía de construcción hegemónica son los medios de comunicación masiva, en tiempos de Gramsci ese lugar lo ocupa la escuela. Siguiendo la tradición de Marx (quien en sus Tesis sobre Feuerbach de 1845 había planteado que "el propio educador necesita ser educado"), Gramsci le dedica gran atención al problema de la hegemonía entendida como relación política y pedagógica.
Al reflexionar sobre la hegemonía en su dimensión pedagógica, Gramsci insiste en sus Cuadernos que entre el maestro y el alumno debe haber una relación dinámica. Rechazando la pedagogía verticalista de la Ilustración, Gramsci cree que el alumno es activo y que el maestro también debe ser (re)educado dentro de esa relación. Análogamente extiende esa observación a la relación entre el partido revolucionario y la clase obrera: el partido también debe ser (re)educado dentro de esa relación dinámica.
Aunque hoy en día el consenso es fundamental para reproducir el sistema capitalista, la hegemonía de este último no se garantiza sólo culturalmente ni pedagógicamente. Nunca existe el pu ro consenso ni la pura violencia. La coerción de la fuerza y el convencimiento de la ideología siempre se complementan.
Todo proceso de ejercicio de la hegemonía lleva implícito el intento de generalizar los valores particulares de un sector social para el conjunto de la población. La escala de valores de toda sociedad siempre está en disputa. Termina predominando la de aquel sector que ejerce la hegemonía, pero ésta siempre se enfrenta a un intento contrahegemónico por parte de los segmentos subordinados.
Todo intento hegemónico persigue neutralizar la contrahegemonía y al mismo tiempo alinear a otros sectores tras las propuestas propias.
El liberalismo siempre separa al Estado del Mercado, mientras sostiene la tesis de que este último puede funcionar en forma autónoma como si estuviera guiado por una "mano invisible", según una famosa expresión del economista Adam Smith (1723-1790). Gramsci se niega a asumir como propia del marxismo esa separación, a la que califica de teóricamente falsa y políticamente peligrosa.
Para superar esa limitación, Gramsci lee a Marx como un crítico del liberalismo, no como su continuador y mucho menos como su perfeccionador Por eso argumenta que para el marxismo la sociedad es una totalidad de relaciones sociales, nunca una suma de factores (económicos, políticos o culturales) aislados.

El famoso prólogo de Marx de 1859
En 1859 Marx escribió un prólogo a su obra Contribución a la crítica de la economía política. Allí describió a la sociedad median¬te dos metáforas edilicias. La economía sería la "estructura", mientras que la política, la ideología y la cultura serían las "superestructuras".
Después de Marx, Aquiles Loria y otros seguidores suyos adoptan esas metáforas como si fueran conceptos científicos. Para ellos la teoría de Marx se convierte entonces en una teoría del factor económico y un estudio de la estructura económica. Según Gramsci esta versión implica una grave incomprensión del marxismo.
Filosofía de la praxis y teoría de la hegemonía
Gramsci piensa que así como todos los miembros de un partido político son intelectuales, todos los seres humanos son espontáneamente filósofos. Esta filosofía popular está contenida implícitamente en el sentido común, en el lenguaje, en la religión popular, en las supersticiones cotidianas y en el folclore.
Toda afirmación del sentido común presupone una filosofía implícita pasivamente aceptada.
Una de las tareas más relevantes de la filosofía de la praxis consiste en volver consciente esa filosofía espontánea.
En el sentido común conviven de manera caótica, contradictoria y desordenada diversas concepciones del mundo e ideologías políticas. De todas ellas hay una que predomina: la políticamente hegemónica.
La filosofía marxista debe analizar críticamente el sentido común popular para apoyar sus puntos progresistas e intentar desplazar la hegemonía burguesa por una nueva hegemonía socialista.
Pensamiento y acción
Todo el pensamiento de Gramsci presupone la unidad entre la filosofía y la política, unidad que se desarrolla en el terreno histórico. Toda posición política es traducible al ámbito filosófico y viceversa. Como ejemplo, Gramsci traza un paralelo entre la política revolucionaria de Maximiliano Rabespierre (1758-1794) en Francia y la filosofía de Immanuel Kant en Alemania.
Un planteo político que destaca la actividad y la iniciativa (la teoría de la hegemonía) no puede tener como correlato filosófico una filosofía del reflejo mecánico y pasivo de la realidad externa sobre el sujeto (el materialismo), sino una filosofía que enfatice el componente activo y creador del sujeto: la filosofía de la praxis.
Las leyes de la sociedad no son leyes naturales como cree el positivismo. Son leyes de tendencia. Solo pueden regir plenamente cuando las masas están pasivas.

2 comentarios:

  1. A ver, a ver, a ver: Sí y no. Estoy de acuerdo en mucho, no en todo. No creo que éste sea el espacio ara desarrollar mis ideas sobre los expuesto. Te mandaré comentarios por otra vía.

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