jueves, 1 de julio de 2010

Fundamentación de la Dialogicidad

El pedagogo Paulo Freire, en el tercer y cuarto capítulos de su libro “Pedagogía del Oprimido” expone, como dos matrices de teorías de acción cultural, a la dialogicidad y la antidialogicidad, la primera sirviendo a la liberación y la segunda a la opresión.

Freire desarrolla una comprensión teórica, en la que la dialogicidad se manifiesta como esencia de una educación, que busca ser práctica liberadora.

Una democracia que calla al pueblo e impone mitos es esencialmente una farsa.

La dialogicidad es la postura epistemológica en donde reconocemos que el diálogo se encuentra en la base de todos los procesos del conocimiento.

Si interactuamos con algo para conocerlo estamos “dialogando” con ello, porque al interactuar con ese algo le añadimos modificaciones “significativas”, o influimos sobre él o ella (si es persona) o le causamos afectaciones, y al obtener un resultado en el proceso metódico de observación, se modifican nuestras “significaciones” en el modelo mental que representa lo que estamos conociendo, lo que nos lleva a una nueva modificación lo que repite cíclicamente el proceso.

Así mismo en las relaciones interpersonales nuestros conceptos son limitados al saber que nunca son conceptos absolutos , por lo que varios puntos de vista sumados van logrando una visión cada vez más integral.

Freire desarrolla en un concepto de amor el encuentro con la necesidad política de un compromiso dialógico:

“Dado que el diálogo es el encuentro de los hombres que pronuncian el mundo, no puede existir una pronunciación de unos a otros. Es un acto creador. De ahí que no pueda ser mañoso instrumento del vual eche mano un sujeto para conquistar a otro. La conquista implícita en el diálogo es la del mundo por los sujetos dialógicos, no la del uno por el otro. Conquista del mundo para la liberación de los hombres.

Es así como no hay diálogo, si no hay un profundo amor al mundo y a los hombres. No es posible la pronunciación del mundo, que es un acto de creación y recreación, si no existe amor que lo infunda. Siendo el amor fundamento del diálogo, es también diálogo. De ahí que sea esencialmente, tarea de sujetos y que no pueda verificarse en la relación de dominación. En ésta, lo que hay es patología amorosa: sadismo en quien domina, masoquismo en los dominados. Amor no. El amor es un acto de valentía, nunca de temor; el amor es un compromiso con los hombres. Dondequiera exista un hombre oprimido, el acto de amor radica en comprometerse con su causa. La causa de su liberación. Este compromiso, por su carácter amoroso, es dialógico”. (págs. 106 y 107 de “Pedagogía del Oprimido”)

Por eso en la dominación los elitistas buscan romper la dialogicidad, imposibilitando las razones dialógicas y sustituyéndolas por razones monólogos.

En la necesidad de la exposición de que una auténtica racionalidad sólo puede ser dialógica: Propone Jürgen Habermas una Teoría de la verdad consensual comunicativa-intersubjetiva en su libro “Teoría de la Acción Comunicativa: Complementos y Estudios Previos” (ver )

Los conceptos de racionalidad que por lo general usan las teorías de Karl R. Popper , la teoría social conservadora de Max Weber, Los pragmatismos, los funcionalismos y las ideologías fundamentadoras de los sistemas de dominación, imposibilitan que los presupuestos argumentativos sean concientizados como eso, como presupuestos, en actitud hermenéutica. Esto los convierte en fundamentos o dogmas inconscientes que evitan la apertura en auténticas escuchas para el diálogo.

Jürgen Habermas propone ante los modelos de acción racional ya sea estratégica, normativa o de relación de un actuante con su mundo, el nuevo modelo de acción comunicativa: “Sólo el concepto de acción comunicativa presupone el lenguaje como un medio de entendimiento sin más abreviaturas, en que hablantes y oyentes se refieren, desde el horizonte preinterpretado que su mundo de la vida representa, simultáneamente a algo en el mundo objetivo, en el mundo social y en el mundo subjetivo, para negociar definiciones de la situación que puedan ser compartidas por todos” ( Página 137 de” Teoría de la acción comunicativa I”).

Habermas ha evidenciado para el mundo académico, que las prácticas de acción comunicativa orientadas a un acuerdo se vuelven cada vez más efectivas, tanto en la reproducción cultural como en la interacción social o en la formación de la personalidad. Y la posibilidad de una teoría consensual de la verdad es una necesidad actual en la construcción de nuevas políticas y nuevas éticas.

FREIRE, Paulo

“Pedagogía del Oprimido” Traducción de Jorge Mellado

12eava edición, Buenos Aires, 1974, Siglo Veintiuno Argentina Editores.

HABERMAS, Jürgen

“Teoría de la acción comunicativa I, Racionalidad de la acción y racionalización social”

Traducción de Manuel Jiménez Redondo

Primera Edición, México, 2002,Tercera reimpresión 2007 Taurus ediciones.

HABERMAS, Jürgen

“Teoría de la acción comunicativa: complementos y estudios previos”

Madrid, 1989, Cátedra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario